Tal y como señalan (Velleman, Templeton, & Copello, 2005), podemos analizar las intervenciones familiares desde varios puntos de vista:

• Estudiando el impacto que tiene para las familias el consumo de sustancias de alguno de sus miembros.
• Prestando apoyo a las familias con algún miembro consumidor, en lo que se refiere a sus propias necesidades como personas afectadas
• Ayudando a los familiares a parar o reducir los daños que se producen por el consumo de sustancias de algún miembro, bien potenciando la entrada en tratamiento de la persona que consume, bien implicándose en el tratamiento mismo de la persona consumidora
• Estudiando la implicación de la familia en el uso y abuso de sustancias de los jóvenes
• Estudiando las intervenciones dirigidas a ayudar a prevenir, desde la familia, el uso o abuso de drogas de los jóvenes

Las intervenciones familiares con algún miembro que consume alguna sustancia psicoactiva que trataremos en esta ficha, corresponden a los dos últimos puntos mencionados. Serían aquellas dirigidas a los familiares de la persona consumidora, adolescente o en la primera juventud, para lograr que esta última reduzca la cantidad o frecuencia, o deje de tomar la sustancia. Las intervenciones pueden incluir conocimientos, práctica, habilidades o conductas sobre el cuidado o la educación de los hijos como padres. En general, suelen llevarse a cabo en formato grupal, a veces con posibilidad de sesiones cara a cara, con un número de sesiones variable.

Se enmarcan dentro de los modelos de la terapia cognitivo conductual y en la teorías del aprendizaje social de Bandura, la teoría de la socialización primaria de Oetting y Donnemeyer y la teoría ecológica de sistemas de Bronfenbrenner (Kuntsche &  Kuntsche, 2016)

En España, de los programas preventivos evaluados en 2004, incluidos en la base de datos del portal de Prevención basada en la evidencia (www.prevencionbasadaenlaevidencia.net), encontramos cuatro programas para familias con algún miembro joven o adolescente consumidor: Aprender a comunicar (Vallés, Verdú, Tapia, Belda y Pedrosa, 2013); Limits (Larriba y Durán, 2009); Supertu (Fundación Proyecto Hombre Navarra, 1997). Los tres programas calificados como sin evidencia o muy baja evidencia por dicho portal; y Protego (Larriba, Durán y Suelves, 2004).

Allen et al. (2016) concluyen en su revisión que las intervenciones familiares con los padres pueden ser efectivas para reducir el consumo de tabaco, alcohol y drogas ilegales en adolescentes a corto y largo plazo, pero que el tipo de sustancia y la forma de administración de la intervención son importantes. Un formato de relativamente baja intensidad, de algo más de 12 horas de contacto, preferiblemente en grupo, puede producir resultados favorables.

Das, Salam, Arshad, Finkelstein, y Bhutta, (2016) en una revisión de revisiones publicadas hasta diciembre de 2015 (entre las que incluyen alguna revisión Cochrane) que las intervenciones basadas en la familia tienen un impacto positivo en la reducción del consumo de tabaco en adolescentes. Para el uso combinado de drogas (alcohol, tabaco y drogas ilegales) encontraron que las intervenciones preventivas familiares parecen ser efectivas para reducir el consumo de estas sustancias y que las más efectivas parecen ser aquellas que enfatizan la implicación de los padres y el desarrollo de habilidades en competencia social, autocontrol y educación de los hijos.

Kuntsche y Kuntsche, (2016) encuentran un efecto a la hora de frenar o reducir el consumo de sustancias en adolescentes con las intervenciones dirigidas a los padres, únicamente. Este efecto parece depender de la edad de los adolescentes, el tipo de padres y la intensidad del programa. Así, funcionan mejor los programas dirigidos a mejorar los límites y normas en casa con los adolescentes de menor edad (10 – 13 años), mientras que los programas que trabajan en la mejora de las habilidades de comunicación tienen mejores resultados cuando los adolescentes son más mayores.