Evidencia

Prevención escolar del consumo de cannabis


Área: Prevención y reducción de riesgos
Ámbito: Universal
Entorno: Educativo
Nivel de evidencia: Alta evidencia
Nivel de eficacia: BAJA MEDIA
Campo de actuación: Cannabis
Destinatario Adolescencia
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Fecha de consulta: 24/04/2024
Descripción de la estrategia

El consumo de alcohol, cannabis y otras drogas en la población constituye un problema de salud pública, con especial incidencia en adolescentes, donde las repercusiones del consumo en esta etapa evolutiva de especial vulnerabilidad son considerables. En este contexto, el consumo de sustancias, sobre todo alcohol, tabaco y cannabis, aparece como un fenómeno estabilizado desde hace años en nuestro país. Así, en cuanto a cannabis, los últimos datos de prevalencia en nuestro país entre jóvenes de 14 a 18 años, según la encuesta ESTUDES 2016-2017 (OEDT, 2018), informan de un consumo en los últimos 12 meses de un 26.3% y de un consumo reciente (en el último mes) de un 18.3%.

 

En nuestro país, la prevención y la reducción de la demanda son prioridades de la Estrategia Nacional sobre Adicciones 2017-2024, la cual propone que se ha de garantizar la cobertura universal de programas basados en la evidencia y que cumplan con los criterios de calidad. En este sentido, y debido a la necesidad de prevenir de forma temprana, el ámbito escolar ofrece un escenario idóneo para la implementación de intervenciones preventivas, ya que permite trabajar sobre una población homogénea y “cautiva”. Dentro del enfoque de prevención universal, han sido muchos y variados los intentos para reducir los datos anteriormente reseñados.

La heterogeneidad de las intervenciones escolares es alta (Espada, Gonzálvez, Orgilés, Lloret y Guillén-Riquelme, 2015; Onrust, Otten, Lammers y Smit, 2016), y en un alto porcentaje la evaluación de su eficacia no reúne condiciones de calidad suficiente para ser incluidas en meta-análisis (Faggiano et al., 2014). Así, los programas revisados varían en su marco teórico (entre otros: Teoría de la Acción Planeada, Teoría del Aprendizaje Social, Modelo de Educación para la Salud) y en ocasiones no se adhieren a principios teóricos, o parecen ser la composición y combinación de otras teorías (Faggiano et al., 2014). También varían en su forma de aplicación, el aplicador (e.g. profesorado, personal sanitario, voluntarios, otros adolescentes), el rango de edad al que se dirigen (rango: 4-21 años), su intensidad: (oscilando entre 3 y 40 sesiones o durante un curso académico completo), la duración de las sesiones (entre 15 y 90 minutos) y la periodicidad de las mismas (rango: 1 – 7 días), así como las medidas de seguimiento.

La evidencia mostrada procede mayoritariamente de Estados Unidos. Entre otras, también de regiones como Canadá, Australia y Europa. En nuestro país, un reciente meta-análisis (Espada et al., 2015) sólo incluía como elegible un trabajo sobre cannabis.

Resumen de la eficacia

Faggiano et al. (2008, 2014) examinaron en una revisión Cochrane estudios controlados y aleatorizados sobre drogas ilegales. Sobre los estudios que evalúan programas que incluyen cannabis, esta revisión muestra variabilidad de efectos, por lo general de tamaño pequeño, pero consistentes tanto a corto como a largo plazo (> 12 meses). Estos efectos son más visibles en las intervenciones de competencia social e influencia social.

Otro meta-análisis (Lize et al., 2016) sobre 30 trabajos aleatorizados y aleatorizados/controlados con población estadounidense de adolescentes en enseñanza secundaria (12-14 años), obtiene un tamaño de efecto global pequeño para la reducción del consumo de cannabis y no significativo para la intención de consumo y para las habilidades de rechazo al consumo. Este meta-análisis confirma revisiones previas (Norberg et al., 2013; Porath-Waller et al., 2010) sobre rangos de edades más amplios. Norberg et al., (2013), sobre 28 publicaciones que habían practicado programas en un rango de edad 11-21 años, encuentra de forma global tamaños de efecto pequeños. En adolescentes tardíos estos tamaños son pequeños o muy pequeños (-.07 a .34), y en adolescencia media pequeños-moderados en (.14 a .74). El tamaño de efecto global encontrado por Porath-Waller et al., (2010) sobre 15 estudios sobre 15.571 adolescentes entre 12-19 años, es algo mayor y considerado moderado (.58), si bien existe mucha heterogeneidad entre estudios y estos tamaños de efecto varían considerablemente (-.50 a 2.90).

Algunos autores sugieren que la variabilidad e inconsistencia de resultados aportada por otros meta-análisis podría deberse a que algunos aspectos específicos de los programas escolares podrían ser eficaces en un segmento de edad, pero no en otros (Onrust et al., 2016). En este sentido, se analizan 281 programas con una cobertura total de 436.180 estudiantes entre 4 y 21 años enfocados a alcohol, tabaco, o drogas en general, encontrándose que los tamaños de efecto descienden en los tramos de adolescencia media y tardía.

En España, y en línea con lo expuesto hasta ahora, un meta-análisis sobre 21 estudios, 11 de los cuales se enfocaban a cannabis (Espada, et al., 2015), señala un tamaño de efecto global pequeño para este tipo de intervenciones (d = .19, p < .01).

También en línea consistente con el resto de meta-análisis, se encuentra otra revisión centrada en factores protectores, y en concreto la resiliencia de los menores para resistir el consumo (entendida como una agrupación de variables personales, psicosociales y familiares). Así, se señala sobre 10 trabajos analizados, que globalmente éstos obtienen tamaños de efecto pequeños (< .20) tras las intervenciones (Hodder et al., 2017).

Todos los meta-análisis coinciden en señalar que la calidad metodológica de los estudios incluidos es deficiente, por lo que muchos trabajos no pueden ser incluidos en los análisis. En este sentido, es necesario interpretar las conclusiones con cautela (Lize et al., 2016; Faggiano et al., 2014; Norberg et al., 2013).

En cuanto al abordaje teórico y el enfoque de los programas, los resultados también son variables. Faggiano et al., (2014) concluyen que las intervenciones basadas en competencias e influencia social (no así los enfoques afectivos y/o basadas en el conocimiento) pueden ser eficaces para reducir el consumo de cannabis. Por su parte, Porath-Waller et al, (2010) complementan que modelos mixtos que incluyen aprendizaje social, elementos afectivos y provisión de información muestran mayor tamaño de efecto que los que se basan en los modelos de influencia social. Espada et al., (2015) comprueban que el Modelo de Educación para la Salud parecía tener mejores resultados, superando la efectividad de la Teoría de la Acción Planeada o la Teoría de Aprendizaje Social (Espada et al., 2015). Para todas las edades, a excepción de la adolescencia media, los componentes basados en entrenamiento en autocontrol y resolución de problemas parecen ser eficaces y beneficiosas (Onrust et al., 2016). Por otra parte, y en cuanto a contenidos específicos, los datos de meta-análisis apuntan a que los programas enfocados a sustancias en general son igualmente eficaces que aquellos con componentes específicos (Norberg et al., 2013).

Respecto a posibles diferencias que moderen la eficacia de los programas, el tipo de aplicador es un aspecto a tener en cuenta que presenta diferencias significativas. Mientras que varios meta-análisis (Faggiano et al., 2014; Norberg et al., 2013; Porath-Waller et al., 2010) concluyen que los programas aplicados por personal sanitario entrenado o por iguales (otros adolescentes), otro (Lize et al., 2016) sugiere que aquellos programas aplicados por el profesorado parecían más efectivos. En cuanto a la intensidad del programa, también se presentan inconsistencias. Mientras que algunas revisiones apuntan a que programas de mayor duración son más efectivos (Porath-Waller et al., 2010), otras concluyen que son los programas más breves los que consiguen mayor eficacia (Norberg et al., 2013).

En cuanto a prevención indicada, las intervenciones breves han mostrado baja evidencia sobre su efectividad en la reducción de la frecuencia de consumo de cannabis. Los resultados muestran una reducción del consumo frente a los grupos control, pero la calidad de los resultados no permite conclusiones (Carney, Myers, Louw, Okwundu y Brief, 2016).

 

Ideas clave

 

La evidencia sobre la eficacia de la Prevención Escolar del Consumo de Cannabis es abundante y de alta calidad y sus resultados indican que podría ser beneficiosa. Se propone que la combinación de enfoques de competencia social en conjunción con influencia social apuntan a una mayor efectividad (Faggiano et al., 2014). Sin embargo, la eficacia de los estudios analizados es débil. Los estudios meta-analíticos sobre la eficacia de los programas de prevención escolar concluyen que los efectos suelen ser bajos o moderados (Espada et al., 2015; Faggiano et al., 2014; Norberg et al, 2013). Además, otras revisiones sugieren que la falta de evaluación independiente de estos programas podrían estar sesgando y sobredimensionando sus resultados positivos (Flynn, Falco y Hocini, 2015). Por lo tanto, es necesario seguir ajustando la coherencia de estos programas respecto a sus marcos teóricos y al periodo evolutivo de los menores, evaluando su eficacia según los componentes, contenidos, duración y/o aplicadores (Lize et al., 2016; Norberg et al., 2013; Onrust et al., 2016), ya que aunque los tamaños de efecto sean bajos, pueden tener gran impacto debido a la gran cobertura que estos programas pueden llegar a alcanzar.

Referencias

Carney, T., Myers, B.J., Louw, J., y Okwundu,  C.I. (2016). Brief school-based interventions and behavioural outcomesfor substance-using adolescents. Cochrane Database of Systematic Reviews 2016, Issue 1. Art. No.: CD008969.DOI: 10.1002/14651858.CD008969.pub3

Espada, J.P., Gonzálvez, M.T., Orgilés, M., Lloret, D. y Guillén-Riquelme, A. (2015). Meta-analysis of the effectiveness of school substance abuse prevention programs in Spain. Psicothema, 27(1), 5-12.

Faggiano, F., Minozzi, S., Versino, E., Buscemi, D. (2014). Universal school-based prevention for illicit drug use. Cochrane Database of Systematic, 12. Art. No.: CD003020. DOI: 10.1002/14651858.CD003020.pub3.

Flynn A, Falco M, y Hocini S. (2015). Independent evaluation of middle school-based drug prevention curricula a systematic review. JAMA Pediatrics, 169(11), 1046-1052.

Hodder, R. K., Freund, M., Wolfenden, L., Bowman, J., Nepal, S., Dray, J., … Wiggers, J. (2017). Systematic review of universal school-based “resilience” interventions targeting adolescent tobacco, alcohol or illicit substance use: A meta-analysis. Preventive Medicine, 100, 248–268. DOI:10.1016/j.ypmed.2017.04.003

Lize, S. E., Iachini, A. L., Tang, W., Tucker, J., Seay, K. D., Clone, S., … Browne, T. (2016). A Meta-analysis of the Effectiveness of Interactive Middle School Cannabis Prevention Programs. Prevention Science, 18(1), 50–60. DOI:10.1007/s11121-016-0723-7 

MacArthur, G., Caldwell, D.M., Redmore, J., Watkins, S.H., Kipping, R., White, J., Chittleborough, C., Langford, R., Er, V., Lingam, R., Pasch, K., Gunnell, D., Hickman, M., y Campbell, R. (2018). Individual-, family-, and school-level interventions targeting multiple risk behaviours in young people. Cochrane Database of Systematic Reviews 2018, 10. Art. No.: CD009927.DOI: 10.1002/14651858.CD009927.pub2.

Norberg, M.M., Kezelman, S., Lim-Howe, N. (2013) Primary Prevention of Cannabis Use: A Systematic Review of Randomized Controlled Trials. PLoS ONE 8(1): e53187. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0053187

Observatorio Español de Drogas y Toxicomanías. Plan Nacional sobre Drogas (2018). Encuesta estatal sobre uso de drogas en  estudiantes de  educación  secundaria  (ESTUDES)  2016-2017.  Madrid:  Ministerio del Interior. 

Onrust, S.A., Otten, R., Lammers, J., y Smit, F. (2016). School-based programmes to reduce and prevent substance use in different age groups: What works for whom? Systematic review and meta-regression analysis. Clinical Psychology Review, 44, 45-59.

Porath-Waller, A. J., Beasley, E., y Beirness, D. J. (2010). A Meta-Analytic Review of School-Based Prevention for Cannabis Use. Health Education & Behavior, 37(5), 709–723 DOI:https://doi.org/10.1177/1090198110361315

Leyenda
Evidencia
El nivel de evidencia indica la calidad de las investigaciones que informan sobre la eficacia de la técnica.
La evidencia se representa por el número de líneas con color.
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Eficacia
La eficacia de la técnica se representa con un código de cuatro colores:
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