Evidencia

Intervenciones en ocio nocturno para la reducción del consumo y del daño asociado


Área: Prevención y reducción de riesgos Asistencia y reducción de daños
Ámbito: Universal
Entorno: Ocio
Nivel de evidencia: Baja evidencia Media evidencia
Nivel de eficacia: BAJA
Campo de actuación: Alcohol
Destinatario Juventud - Población adulta
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Fecha de consulta: 29/03/2024
Descripción de la estrategia

El contexto de ocio nocturno (nightlife o recreational setting) constituye, por sus propias características y ambiente, un entorno de riesgo para el consumo de alcohol y otras drogas. Así, y más allá de las peculiaridades y patrones de consumo de cada país, el consumo de alcohol y drogas ilegales es significativamente más alto entre jóvenes en este contexto (EMCDDA, 2015). En este sentido, en los últimos años, se ha incrementado el consumo lúdico y experimental de alcohol drogas de síntesis (Bolier et al., 2011). Este consumo se vincula también de forma significativa con daños asociados como intoxicación, deshidratación, conductas violentas, agresiones sexuales, accidentes de tráfico,etc. (EMCDDA, 2015; Jones et al., 2011). Por ello, el contexto de ocio nocturno ha centrado la atención de agentes preventivos e instituciones, interesados en conocer qué medidas pueden resultar más efectivas. Así, por ejemplo, la Unión Europea incorpora las medidas en entornos recreativos en sus Plan de Acción sobre Drogas 2017-2020 y anteriores y se propone un enfoque equilibrado entre la prevención, la reducción de daños y la aplicación de normativas.

Entre las intervenciones más usuales en contexto de ocio nocturno se encuentran: transmisión de información, prevención a través de iguales, identificación de menores, proporcionar pautas para el uso responsable, capacitación del personal de locales y clubs para el servicio responsable de alcohol e intervención para la reducción de daños, cumplimiento de normativas, medidas ambientales, colaboración con la policía y servicios médicos e intervenciones comunitarias multicomponente, que incluyen varias de las intervenciones citadas. En su mayoría, estas intervenciones se enfocan a la reducción del consumo y daños asociados (Calafat et al., 2010) como por ejemplo, la reducción de consecuencias negativas derivadas del consumo.

La evidencia aportada en esta ficha proviene en mayor medida de la Unión Europea, Estados Unidos y Australia. En nuestro país, encontramos los trabajo y revisiones del equipo del Instituto Europeo de Estudios en Prevención (IREFREA).

 

Otro tipo de intervenciones en este contexto (e.g. medidas de prevención ambiental, como la regulación de la densidad de locales en un área determinada, las medidas contra la conducción bajo los efectos del alcohol o la restricción de horarios, el establecimiento de controles de alcoholemia, el análisis de drogas (drug testing), la intervención breve en departamentos de urgencias o las medidas orientadas a modificar el microambiente) son descritas en otras fichas de este mismo banco de evidencias de forma más detallada.

Resumen de la eficacia

Existe gran dificultad para la evaluación metodológica de las prácticas preventivas realizadas en contexto de ocio nocturno. Así, y de forma general, existe una evidencia limitada sobre la efectividad de las acciones que se describirán a continuación. Sirva como dato que en una revisión efectuada sobre 40 intervenciones en 10 países europeos (Calafat et al. 2003), ninguna de ellas se basaba en la evidencia.

Una revisión sistemática sobre 17 extudios experimentales (no aleatorizados y controlados en su mayoría) en Estados Unidos, Australia y la Unión Europea (15 sobre alcohol y dos sobre otras sustancias) (Bolier et al., 2011) muestra en sus resultados que las intervenciones en entorno de ocio nocturno (e.g. intervenciones comunitarias, entrenamiento de personal para el servicio responsable de alcohol, no servir a menores o a personas ya intoxicadas etílicamente) pueden potencialmente reducir el consumo de alcohol de alto riesgo y los daños relacionados con el consumo (reducción del servicio de alcohol a personas con intoxicación etílica, reducción de delitos), si bien la calidad metodológica de los estudios revisados limita la evidencia encontrada y en algunos casos no replicaban en otros estudios los resultados obtenidos. Se concluye también que en particular las intervenciones comunitarias parecen ser las más potencialmente efectivas, sobre todo si se complementan con medidas de cumplimiento de normativas. Por su parte, los programas educativos tienen una evidencia más limitada. Otra revisión sobre 28 trabajos sobre consumo de alcohol (entre ellos 7 estudios controlados y aleatorizados y otros 7 estudios controlados) se sitúa en esta línea y concluye que a pesar de los potenciales efectos positivos de los programas multicomponentes en la reducción de daños asociados como accidentes de calle o lesiones relacionadas con el alcohol, es necesario mayor control metodológico y mayor número de investigaciones (Jones et al., 2011).

De forma más detallada, una de las prácticas más extendidas es promover pautas de servicio responsable de alcohol, a través de la formación de personal (camareros, porteros, personal de animación) y gerentes de locales nocturnos, aportando información sobre efectos perjudiciales de las drogas y dotándoles de habilidades (de manejo de conflictos relacionados con el consumo, de primeros auxilios, etc). Aunque algún estudio valora una posible reducción de accidentes de tráfico, no existe sin embargo evidencia que apoye esta práctica y su eficacia (Bolier et al., 2011; Calafat, Juan y Duch, 2009; Ker y Chinnock, 2008; Herring et al., 2010), e incluso estudios que muestran su ineficacia (Jones et al., 2011), si bien cuando tienen el apoyo firme de la gerencia de los locales se apuntaba una mejoría en su efectividad (EMCDDA, 2012; Trolldal et al., 2013). Sin embargo, otras revisiones señalan que en programas multicomponentes no parece tener aportación individual sobre la posible eficacia (Jones et al., 2010). Además cuenta con distintos inconvenientes como la alta rotación de trabajadores y el estresante ambiente de trabajo.

En este grupo de prácticas de consumo responsable de alcohol, otras iniciativas llevadas a cabo en nuestro país son por ejemplo el intento de autorregulación de los jóvenes a través de controles de alcoholemia informativos y no sancionadores, con el ánimo de que al conocer su nivel objetivo de alcohol en sangre, moderaran su ingesta. si bien estos intentos tampoco han mostrado resultados prometedores y sí contradictorios dado que aunque un 21% de jóvenes referían que no beberían más, un porcentaje similar, al conocer su nivel de alcohol en sangre referían que beberían más de lo planeado (Calafat et al., 2013).

Por su parte, la distribución en clubs, locales de materiales informativos (folletos, flyers y en ocasiones apoyados por apps o sitios web) sobre las consecuencias negativas o los efectos perjudiciales del consumo tampoco ha mostrado evidencia de efectividad alguna sobre la reducción del consumo o conductas de riesgo relacionada con el consumo de alcohol y drogas de síntesis (Bolier et al., 2011; EMCDDA, 2012). Esta ineficacia se ha visto indistintamente cuando la distribución es realizada mediante personal investigador, voluntario o mediante iguales (otros jóvenes).

En cuanto a la vigilancia y control policial como medida de control y disuasión para intentar disminuir la presencia de menores de edad en los locales, la conducción bajo los efectos del alcohol o los comportamientos agresivos, ésta parece ser efectiva, pero sus efectos decaen si no se llevan a cabo con regularidad (Jones et al., 2011). Estas medidas incluyen las visitas a los locales y clubs e incluso la revocación de licencias como sanción.

Las evidencias sobre intervenciones de recuerdo de sesiones breves realizadas en contextos de urgencias, tampoco son concluyentes (Croes et al., 2015). Esta revisión tampoco ha encontrado evidencia de su efectividad en otra serie de medidas ambientales, como crear espacios más seguros y proporcionar servicios de autobús gratuito, mejor iluminación en zonas de ocio, o dar agua gratuita para evitar deshidratación.

En nuestro país, una revisión de prácticas (Calafat et al., 2010) muestra entre sus conclusiones que los programas comunitarios pueden ser efectivos, pero tiene problemas para conseguir su continuidad a medio plazo. En conclusión se sugiere además que la mejor combinación es la que incluye formación, cooperación entre agentes preventivos y el cumplimiento de las normativas. En este sentido, otras experiencias en la Unión Europea apuntan a que la asociación con las partes interesadas (e.g. gerencia de locales, entidades municipales, policía, servicios de salud) puede facilitar la implementación de estas iniciativas.

Ideas clave

A pesar de que la investigación y evaluación de las intervenciones en contexto lúdico y de ocio nocturno está aumentando, la evidencia continúa siendo limitada y precisa aún de mayor número de estudios y mayor rigor metodológico, ya que algunas intervenciones parecen tener eficacia en la reducción de daños asociados. En este sentido, los programas basados en la participación de la comunidad, parecen ser los más efectivos en el contexto de ocio nocturno, si bien necesitan apoyo político y social. los autores sugieren que las iniciativas en ocio nocturno sean parte de una estrategia preventiva más amplia, y posean un enfoque comunitario y equilibrado entre la prevención, la reducción de daños y la aplicación de las normativas (Bolier et al., 2011; Calafat et al., 2010).

En general, se señala que la evidencia de estas intervenciones es baja y limitada y que prácticas extendidas como la formación de personal, o los programas educativos a menudo no son ejecutados con el rigor metodológico suficiente (Bolier et al., 2011; Calafat et al., 2003; Calafat, Juan y Duch, 2009). Otras prácticas como la transmisión de información o medidas ambientales no cuentan con evidencia que las apoye.

Además de que en la práctica la mayoría de intervenciones no cuentan con evaluación sobre su eficacia, es importante atender las barreras para su implementación (las propias características multifactoriales del ambiente nocturno, resistencia de la industria de ocio nocturno, falta de apoyos y estabilidad política, etc.) Por otra parte, la complejidad de los múltiples componentes de las intervenciones comunitarias contribuye a la dificultad para analizar la contribución de componentes individuales a la posible eficacia de las intervenciones (Trolldal et al., 2013).

Referencias

Bolier, L., Voorham, L., Monshouwer, K., van Hasselt, N., Bellis, M. (2011). Alcohol and drug prevention in nightlife settings: A review of experimental studies. Substance Use & Misuse, 46(13), p.1569-1591. DOI: http://dx.doi.org/10.3109/10826084.2011.606868.

Calafat, A. (2010). Prevention interventions in recreational settings. Strasbourg: Council of Europe. Pompidou Group.

Calafat, A., Juan, M., Duch, M.A. (2009). Preventive interventions in nightlife: a review. Adicciones, 21(4), 387-414

Calafat, A., Fernandez, C., Juan, M., Anttila, A., Arias, R., Bellis, M. A. et al. (2003). Enjoying nightlife in Europe. The role of moderation. Palma de Mallorca: Irefrea.

Calafat, A., Fernández-Hermida, J.R., Becoña, E., Juan, M., Duch, M.A., Fernández del Rio, El., Salvá, J., Monzón, S., García-Toro, M. (2013). Blood alcohol level tests in nightlife recreatiional settings as a preventive tool. Actas Españolas de Psiquiatría, 41(1), 10-16.

EMCDDA - European Monitoring Centre for Drugs and Drug Addiction (2015). European Drug Report 2015:Trends and developments. EMCDDA: Lisbon, Portugal

Herring, R., Thom, B., Beccaria, F., Kolind, T. and Moskalewicz, J. (2010), ‘Alcohol harm reduction in Europe’, in European Monitoring Centre for Drugs and Drug Addiction (EMCDDA), Harm reduction: evidence, impacts and challenges, Rhodes, T. and Hedrich, D. (eds), Scientific Monograph Series No. 10, Publications Office of the European Union, Luxembourg.

Jones, L., Hughes, K., Atkinson, A.M., Bellis, M.A. (2011). Reducing harm in drinking environments: A systematic review of effective approaches. Health Place, 17(2) p. 508-518. DOI:10.1016/j.healthplace.2010.12.006

Ker, K. y Chinnock, P. (2008), ‘Interventions in the alcohol server setting for preventing injuries’, Cochrane Database of Systematic Reviews 3, Art. No. CD005244.

Trolldal, B., Brännström, L., Paschall, M. J., & Leifman, H. (2013). Effects of a multi-component responsable beverage service programme on violent assaults in Sweden. Addiction, 108(1), p.89-96. DOI: 10.1111/j.1360-0443.2012.04004.x

Leyenda
Evidencia
El nivel de evidencia indica la calidad de las investigaciones que informan sobre la eficacia de la técnica.
La evidencia se representa por el número de líneas con color.
1 línea = No se ha encontrado suficiente evidencia ; 2 líneas = Baja ; 3 líneas= Moderada ; 4 líneas = Alta
Eficacia
La eficacia de la técnica se representa con un código de cuatro colores:
Rojo = Nula
Naranja = Baja
Azul = Media
Verde = Alta